Las intervenciones en las envolventes requieren de un alto nivel de exigencia, responsabilidad y calidad
Las fachadas constituyen la imagen visible del parque residencial construido y cualquier actuación de esta envergadura incide en ella, por lo que es imprescindible la actuación de los arquitectos.
Hace exactamente un año y debido a la pandemia, nos hemos visto obligados a vivir una circunstancia totalmente extraordinaria: el confinamiento. El hecho de estar tanto tiempo en casa nos ha hecho percibir mejor los espacios en los que habitamos. La calidad, o la ausencia de ella, de la vivienda ha sido determinante para ser conscientes de la importancia que tiene en el bienestar personal.
Una vivienda tiene un ciclo de vida y necesita un mantenimiento para que continúe siendo útil.
En la última década se ha realizado un enorme esfuerzo económico por parte de las comunidades de Vitoria-Gasteiz para la eliminación de las barreras arquitectónicas. Ese esfuerzo también ha estado acompañado de cambios en los sistemas de producción con la sustitución de un número importante de calderas en nuestra ciudad con una reducción del consumo y de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Estas mejoras deben ser una pieza más de una puesta al día integral de la vivienda, que se consigue con las intervenciones de rehabilitación profunda de las envolventes, con las que se logran ahorros superiores al 60%.
Pero de la misma forma que no todas las personas usamos el mismo abrigo, no todos los edificios se adaptan a una solución universal de aislamiento por el exterior. Por lo que es necesario contar con la opinión de un profesional cualificado, como es el arquitecto, para poner a disposición de las comunidades la mejor solución que se adapte a las necesidades y características del edificio.

Estándar de calidad
Las fachadas constituyen la imagen visible del parque residencial construido y cualquier actuación debe contemplar criterios de seguridad, habitabilidad, calidad de vida y que reduzcan el impacto ambiental de lo construido. Esta incuestionable tarea integrada requiere de cierto nivel de exigencia y responsabilidad, estándar de calidad que desde el COAVN Álava se desea fomentar, como compromiso a su función legal de proteger los intereses de los consumidores.
Las soluciones que mejoran el comportamiento energético de la envolvente -fachada ventilada o SATE, sistema de aislamiento térmico exterior- contemplan fijaciones químicas o mecánicas en la solución constructiva, intervenciones en los huecos de fachada y consiguientes afecciones estructurales en la misma. Son situaciones críticas que interfieren en la seguridad y la integridad de los inmuebles y de las personas.
El conocido como sistema SATE engloba a un conjunto de soluciones más allá del estándar limitado a 8 ó 12 centímetros. Esa estandarización, derivada de la falta de reflexión ante la ausencia en muchos casos de un técnico con experiencia, deja de lado otras cuestiones que pueden ser mucho más relevantes a la hora de reducir el consumo térmico de los edificios como la actuación sobre las ventanas o las pérdidas de calor por la ventilación. El objetivo debe ser obtener una rehabilitación amortizable que reduzca el gasto económico que realiza la comunidad y como consecuencia de esto el beneficio de una reducción del consumo energético y las emisiones.
El arquitecto pone al servicio de la comunidad de propietarios su conocimiento en el proceso de construcción de un edificio desde el principio. El uso de las herramientas tecnológicas para obtener un resultado verificable mediante programas de calificación energética, una garantía del retorno de la inversión y de la correcta ejecución y la elección de los materiales adecuados, son argumentos contundentes para recurrir siempre a un profesional solvente como es el arquitecto.

Mar. 23 2021